Con el desembarco aliado en Normandía, en junio de 1944, muchos franceses que han colaborado con el régimen nazi impuesto tras la ocupación alemana de Francia entran en pánico: no tienen otra salida que escapar casi con lo puesto, por el temor ante eventuales represalias, como en efecto se produjeron.
Entre ellos, Louis-Ferdinand Céline, quien el 17 de junio de aquel año abandona territorio francés con su esposa Lucette, dejando en su vivienda parisina de la calle Girardon documentos y escritos que serán considerados botín de guerra por la Resistencia y se mantendrán ocultos durante décadas.
Según se sabe, fue Yvon Morandat, combatiente contra la ocupación que ocupó el departamento de Céline después de su huida a Dinamarca, quien se quedó con el metro cúbico de manuscritos y textos inéditos del escritor, los que más tarde pasaron a manos del periodista Jean-Pierre Thibaudat. En 2021, finalmente, los papeles fueron entregados a los herederos del autor de Viaje al fin de la noche.

Tras un riguroso trabajo de selección y edición, Gallimard publicó dos novelas completas halladas en ese tesoro que permaneció oculto durante ocho décadas: Guerra y Londres, ambas historias autobiográficas que en castellano edita Anagrama: la primera con traducción de Emilio Manzano, en 2023, y la segunda traducida por Rubén Martín Giráldez.
Londres, aparecida en este mes de marzo —cuyas primeras páginas se pueden leer aquí— explora el exilio y la marginalidad, exhibiendo toda la visceralidad y el desgarro de la escritura de Céline a caballo entre lo grotesco y lo pornográfico.
Presenta un descenso a los infiernos de la sordidez de una gran urbe, donde las prostitutas explotadas y maltratadas con extrema crueldad por violentos proxenetas, mostrando un mundo de desarraigados de variado pelaje, tráfico de drogas, alcoholismo, corrupción y degradación.
El libro cuenta con un documentado prólogo de Régis Tettamanzi que apunta a la relación de esta historia con Guignol’s band, la otra novela londinense de Céline, y a los vínculos con la propia vida del escritor, que en 1915, una vez recuperado de sus heridas en la Primera Guerra Mundial, fue destinado en el consulado francés en la capital del Reino Unido.
Fue allí que frecuentó los bajos fondos y se casó con una camarera francesa, Suzanne Nebout, matrimonio del que no quedan registros. Al año siguiente partiría hacia Camerún.