Reeditan EL FARMER de Andrés Rivera y así lo recordamos

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El 3 de febrero de 1852, Juan Manuel de Rosasera derrotado por el Ejército Grande que comandaba su antiguo subalterno, el general Justo José de Urquiza. Al día siguiente y sabiendo que sería ejecutado por los vencedores, Rosas se refugió en la legación británica, imperio al que había combatido, y dejó el Río de la Plata en el buque de guerra Conflict.

Se instaló cerca de Southampton, Inglaterra, viviendo hasta su muerte en una granja alquilada de casi 57 hectáreas, ​donde él mismo realizaba los trabajos de campo. Su tiempo libre lo dedicaba a escribir cartas a quienes habían sido sus amigos y aliados para relatarles su difícil situación económica y dejar testimonio de su vida pasada y presente.

De esos documentos se sirvió Andrés Rivera para escribir El farmer, novela breve publicada en 1996 por Alfaguara, que este año acaba de ser reeditada. Por medio de un largo soliloquio, exhibe al hombre que dominó los destinos públicos y privados del cono sur de Sudamérica durante más de dos décadas, devenido en modesto granjero.

Derrotado, viejo y enfermo, Rosas se lamenta, grita sus rencores contra propios y ajenos y acurrucado junto al brasero, repasa esplendores y miserias para mostrarnos las contradicciones de su tiempo y de la historia.

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Pero Rosas no es un personaje inocuo, ni siquiera en la Argentina contemporánea: sus detractores todavía suman tantos como sus partidarios, por lo que Rivera atiza la polémica.

Borges lo llamó “tirano” e “infame”, también “demagogo”, tanto como otro contra el que también despotricó, pero en su propio tiempo y espacio. En su primer libro de poemas, Fervor de Buenos Aires (de 1923), le dedica versos con “Rosas” como título y del cual recordamos algunos:

La imagen del tirano
abarrotó el instante,
no clara como un mármol en la tarde,
sino grande y umbría
como la sombra de una montaña remota
y conjeturas y memorias
sucedieron a la mención eventual
como un eco insondable.
Famosamente infame
su nombre fue desolación en las casas,
idolátrico amor en el gauchaje
y horror del tajo en la garganta.
Ahora el mar es una larga separación
entre la ceniza y la patria.
Ya toda vida, por humilde que sea,
puede pisar su nada y su noche.
Ya Dios lo habrá olvidado
y es menos una injuria que una piedad
demorar su infinita disolución
con limosnas de odio.

Hasta Pablo Neruda, desde el otro extremo del arco político, le dedica sus propios versos, bajo el mismo título, en el Canto general, publicado en 1950:

Puñales, carcajadas de mazorca 
sobre el martirio. Luna coronada 
de río a río sobre la blancura 
con un penacho de sombra indecible!
Argentina robada a culatazos 
en el vapor del alba, castigada 
hasta sangrar y enloquecer, vacía, 
cabalgada por agrios capataces!

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Para terminar y a propósito de la reedición de El farmer por el sello Seix Barral, reproducimos la adaptación del texto de Andrés Rivera, interpretada por Zelmar Aulet. Se trata de un unipersonal dirigido por Augusto Carballal y realizado el 5 de julio de 2021 íntegramente en el recinto de la Cámara de Diputados de la provincia de Entre Ríos.

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